Emilie Madeleine Reich, conocida como Emmi Pikler (1902-1984) nació en Viena, de madre austríaca (maestra de infantil) y padre húngaro (artesano ebanista), en 1908 se trasladaron a Budapest donde pasó su infancia.
Su madre falleció cuando Emmi tenía 12 años y en 1920 regresó a Viena para cursar sus estudios de medicina, especializándose en pediatría y realizando sus prácticas en el Hospital Universitario de Viena bajo la dirección del Dr. Pirquet. Por aquel entonces coexistían diferentes corrientes como el Psicoanálisis de Freud o la Escuela Nueva/ Activa de Decroly, Freinet, Montessori, entre otros.
En sus prácticas fue donde adquirió su formación en traumatología y ortopedia infantil y pudo observar las diferencias de los accidentes entre los niños obreros y los que provenían de familias más adineradas, los primeros eran más libres de correr y jugar, de saltar y trepar a los árboles, etc., mientras que los segundos eran más disciplinados y menos “aventureros”, por lo que los primeros tenían menos fracturas y conmociones que estos últimos, más sobre protegidos.
Algunos principios o normas del Hospital los pondría en práctica ella misma a su regreso a Hungría:
- Los cuidados pediátricos serían dados de manera sensible y afectiva a los pequeños, de modo que no fuera un trauma para ellos y sufrieran lo menos posible.
- El tiempo que pasaban hospitalizados no lo hacían únicamente en su cama (dependía de su estado y de la patología o enfermedad que tuviera cada uno), había rincones de juego para ellos.
- La ropa de los lactantes era diferente, sus piernas no estaban envueltas en una faja y los pañales eran ceñidos para que pudieran desenvolverse con total libertad.
- Pasaban varias horas al día en la calle o balcones, bien protegidos del frío, jugando al aire libre.
- No se les obligaba a comer más de lo que buenamente aceptaban sus cuerpos, incluso cuando enfermaban.

Al finalizar se trasladó a Trieste donde conoció a su marido György Pikler, pedagogo progresista, en 1931 tuvieron a su primera hija (tuvieron tres) y con ella puso en práctica sus conocimientos y teorías para no acelerar su desarrollo, respetando el ritmo natural de crecimiento, motivando y favoreciendo el movimiento y su autonomía.
En 1932 se trasladaron a Hungría, donde trabajó como pediatra de familia durante 10 años, animando a las familias a intervenir menos en la actividad de los niños y a observarles más para ver su evolución. Pikler creía que tanto el entorno como las condiciones de vida del pequeño tenían una influencia directa en su salud física. Visitaba a las familias y observaba a los niños en presencia de sus madres mientras charlaba con ellas, pudiendo así verificar sus concepciones para después elaborar una serie de principios que formarían parte de su trabajo al finalizar la segunda guerra mundial.
En 1946 el propio gobierno húngaro le solicitó fundar una Casa-Cuna, ubicada en el nº 3 de la calle Lóczy, un hogar para niños que no podían disfrutar de sus padres por diversos motivos (enfermedades como la tuberculosis, orfandad, etc.), Pikler recibió a estos niños y les ofreció unos cuidados que favoreciesen su desarrollo,convencida de que los pequeños desarrollan mejor sus habilidades y capacidades cuando ejecutan libremente su actividad motriz y lúdica (sin la intervención directa del adulto), y paliando la ausencia del importante lazo que se crea con los padres a través de una estrecha relación afectiva.
“Cuando un niño actúa por iniciativa e interés propio, adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que cuando intentamos enseñarle”

En Lóczy, Pikler desarrolló, junto a sus colaboradoras, una pedagogía en la que los niños eran acompañados afectivamente y vivían en libertad de movimiento. Al principio las cuidadoras que trabajaban allí no ofrecían el trato considerado que Pikler quería, así que decidió cambiar la plantilla por jóvenes sin estudios pero con interés en la educación para poder formarlas desde cero a través de sus propios manuales, llegando a convertirse en un centro de crianza afable y respetuoso con cada uno de los pequeños, donde se aplicaba una metodología alternativa y servía como investigación para seguir aprendiendo.
Lóczy abrió sus puertas en 1946, en 1970 se convirtió en el Instituto Nacional de Metodología de las Maternidades, responsabilizándose de ofrecer apoyo profesional y metodológico a las otras maternidades de Hungría, en 1978, Pikler se jubila, y finalmente en 2011 fue cerrada por la disminución de solicitudes y el aumento de las familias de acogida, aunque esto no supuso el final, ya que en 2006 se abrió la Escuela infantil Emmi Pikler, continuando con su legado.
Actualmente este centro alberga la Fundación denominada Instituto Emmi Pikler.
En la escuela infantil Emmi Pikler se siguen los mismos principios que sustentaban el proyecto Educativo de Lóczy:
- El valor de la actividad autónoma.
- El valor de una relación afectiva privilegiada.
- La necesidad de favorecer en el niño la toma de conciencia de sí mismo y de su entorno.
- La importancia de un buen estado de salud física.
Este Proyecto se basa en encontrar un equilibrio entre el bienestar del niño y su propio desarrollo, de forma paulatina, individual, respetando su ritmo junto a la vida en grupo.
El método Pikler y su concepción de la libertad de movimientos como base del desarrollo psicomotriz del niño es una de las pedagogías alternativas que existen actualmente.
Entre los libros que publicó destacan “¿Qué sabe hacer vuestro bebé?”, “El libro de las madres” o “Moverse en libertad”.
El 6 de junio de 1984 fallece tras una corta pero grave enfermedad.
REFERENCIAS:
- Herrán Izagirre, E. (2013). La Educación Pikler-Lóczy: cuando educar empieza por cuidar.
- Odena, P. (2003). Emmi Pikler y la educación de los más pequeños. Infancia: educar de 0 a 6 años, (81), 26-30.
- Pikler, E. (1984). Moverse en libertad: desarrollo de la motricidad global (Vol. 92). Narcea Ediciones.