Ser maestra, para mí, es una forma de vida, es tener ilusión cada mañana para ir a la escuela o al cole, y encontrarte con unas pequeñas personas que te adoran y a las cuales, tú adoras.
Ser maestra significa que tus días serán diferentes, nunca habrá monotonía en tu aula y lo que sí que te encontrarás serán sorpresas, sean de la índole que sean.
Ser maestra, en mi caso de infantil, conlleva a ser una persona que está repleta de cariño, tanto por el que ofrece, como por el que recibe.
Soy maestra, cada día me levanto con la ilusión de ir a mi centro de trabajo y ver las caras, a veces sonrientes, a veces tristonas o perezosas, de mis pequeños, y continúo la mañana con esa pasión que nos caracteriza a “los profes”: cantamos, bailamos, leemos cuentos, aprendemos y nos reímos, porque en el aula todos somos felices y nos queremos, y nos abrazamos, y lloramos y nos tiramos del pelo…pero lo hablamos, pedimos perdón y lo solucionamos…crecemos.
Crecen los pequeños y crecemos los adultos a su lado, y vemos su evolución, cómo poco a poco se convierten en personitas con voz propia, con diferentes formas de ser y pensar, y es tan bonito ver todo lo que se puede lograr con dedicación y esfuerzo… ¿que quién no querría ser maestro/a?