EL DESARROLLO PSICOMOTOR HASTA LOS SEIS AÑOS

El ser humano, en su nacimiento, presenta una maduración más baja a la de cualquier otro mamífero; el bebé cuenta con algunos reflejos automáticos y la mayoría de estos desaparecen a lo largo de su primer año de vida.

La etapa de Infantil es vital para adquirir las habilidades motrices básicas: caminar, correr, saltar, escalar, trepar, cuadrupedia, reptación, lanzar y capturar. Estas habilidades aparecen por la maduración biológica del niño y por la actividad en su entorno.

Los niños emplean su propio cuerpo para percibir todo lo que les rodea, explorando; y más adelante, el mundo exterior, a través de la manipulación y la psicomotricidad.

La psicomotricidad  respeta la globalidad del niño y se basa en los movimientos y experiencias del cuerpo con la cual adquiere conciencia de sí mismo y del entorno, permitiéndole avanzar en su conocimiento.

En el currículo de Educación infantil, la psicomotricidad, tiene un papel de gran importancia y la incluye como objetivo y contenido a trabajar en todas las áreas, ya que influye en todos los aspectos del desarrollo.

Pero, ¿sabemos qué es el desarrollo? Un conjunto de cambios que se producen a través de la vida de los individuos y que se relacionan con diferentes formas de organización de su actividad.

Muchos autores tienen su propia definición de psicomotricidad, yo me quedo con la de De Lièvre y Staes (1992): 

“Es un planteamiento global de la persona, puede ser entendida como una función del ser humano que sintetiza psiquismo y motricidad con el fin de permitir al individuo adaptarse de manera flexible y armoniosa al medio que le rodea. Puede ser entendida como una mirada globalizadora que percibe las interacciones tanto entre la motricidad y el psiquismo como entre el individuo global y el mundo exterior. Puede ser entendida como una técnica cuya organización de actividades permite a la persona conocer de manera concreta su ser y su entorno inmediato para actuar de manera adaptada”.

Arnold Gesell y sus colaboradores, estudiaron a cientos de niños de diversas edades y establecieron ciertos perfiles de comportamiento que agruparon en cuatro partes, conducta adaptativa, lenguaje, conducta motora y conducta personal-social.

Algunos de estos ítems son, por ejemplo, que a los doce meses el niño camina con ayuda, a los quince camina solo, a los dos años puede construir una torre de seis cubos o que a los cuatro salta sobre un pie.

Estas normas de desarrollo nos permiten saber qué niños pueden llevar un desarrollo lento, pero es importante recordar que cada uno tiene su propio ritmo de desarrollo y que no existen unas pautas generales que concuerden para el 100% de los niños, debemos hacer patentes las diferencias individuales y no alarmarnos si existe cierto retraso en la adquisición de alguna habilidad, ya que es posible que no exista ningún problema.

Locomoción

La capacidad de andar es un logro de los más importantes dentro del desarrollo psicomotor, es el comienzo para que el niño vaya adquiriendo de manera continua su esquema corporal, descubra el espacio y sea más autónomo.

Esta capacidad se consigue a través de la consecución de otras habilidades durante el primer año de vida, y si bien la aparición de estas habilidades son universales, dependen en gran medida del factor madurativo:

El control de la cabeza, hacia los dos meses el niño empieza a levantar la cabeza y los hombros estando acostado boca abajo, y a los tres adquiere el control de los músculos que le sostienen la cabeza en prolongación del tronco.

Girar el cuerpo, comienzan a hacerlo entre los tres y cuatro meses, a los cinco o seis ya se dan la vuelta desde la posición prona a la supina y viceversa. Al principio gira la cabeza, después los hombros, la pelvis y por último las piernas.

Sentarse, a partir de los cuatro meses el niño se mantiene sentado si se le sostiene la cabeza, a los seis o siete meses ya se mantiene solo por el control que ya ha adquirido de la cabeza y el tronco. A los ocho o nueve meses ya puede permanecer sentado sin ayuda el tiempo que le apetezca.

Arrastrarse y gatear, sobre los nueve o diez meses el niño se arrastra haciendo fuerza con las extremidades, después comienza a gatear.

Estar de pie, cuando comienzan a gatear también son capaces, con ayuda, de mantenerse erguidos.

¿Cuándo se inicia la marcha? La marcha con apoyo aparece cuando el niño ya es capaz de mantenerse erguido sin ayuda alrededor de los doce meses, y comienza a caminar sin ayuda sobre los trece o catorce. No llegan a dominar la marcha hasta finales de su segundo año o comienzos del tercero. Es importante volver a recordar que existen diferencias notables a nivel individual, es posible que un niño sea capaz de comenzar a los nueve meses mientras otro no lo consiga hasta los dieciocho.

Una vez que domina la marcha, el niño comienza a adquirir otra serie de habilidades como pueden ser correr, saltar, montar en triciclo, subir escaleras, saltar a la pata coja, andar de espaldas, etc.

 

Habilidad manipulativa

La adquisición de la habilidad manipulativa lleva también su propio curso, el reflejo de prensión que manifiesta el niño al nacer desaparece al cabo de los cuatro meses, y aunque este no mantiene ningún contacto con los objetos, sí los sigue con la mirada si se mueven. Sobre los cinco meses los toca y los aprieta de manera primaria. A los siete meses aproxima su mano y la cierra alrededor del objeto. Sobre los nueve meses su dedo índice comienza a participar en movimientos de prensión con la pinza inferior, y a los trece meses esta prensión se hace con las yemas del pulgar y el índice.

Con el paso del tiempo y la práctica manipulativa, entre los doce y dieciocho meses ya es capaz de abrir una caja o utilizar una cuchara, a los veinticuatro sostiene un vaso y bebe él solo, y a los treinta y seis ya pinta con pintura en un papel.

Lateralidad

La lateralidad corporal es la preferencia de una mitad lateral del cuerpo frente a la otra. Nos referimos al eje corporal longitudinal que divide el cuerpo en dos mitades idénticas, derecha e izquierda, en cada mitad tendremos un brazo, mano, pierna, pie, etc. y mitad del cerebro, que también queda dividido en dos hemisferios.

Esta lateralidad cerebral es la que origina la lateralidad corporal, cada hemisferio rige a nivel motor el hemisferio contrario, aunque también se ve influido por el ambiente y el propio aprendizaje del niño. Según estudios, el hemisferio derecho se caracteriza por un tratamiento global y sintético de la información y el hemisferio izquierdo por un tratamiento secuencial y analítico.

La lateralidad corporal nos permite situarnos espacialmente, a nosotros y a los demás objetos, además favorece la integración perceptiva y fomenta la adquisición del esquema corporal.

La lateralidad se desarrolla según tres fases: de identificación (0-2 años), de alternancia (2-4 años) y de automatización (4-7 años)
Los docentes deberán estimular ambas partes del cuerpo a través de actividades para que el niño pueda realizar una clara elección de la mano preferente.

Dominio corporal estático

Son esas actividades motrices que permiten al niño interiorizar el esquema corporal. Se compone de:

  • Tono muscular, ordenado por el sistema nervioso central.
  • El equilibrio, el crecimiento del cerebro permite controlar nuestros movimientos.
  • La estructuración espacio-temporal, todo movimiento se da en el espacio y tiempo.
  • La percepción espacial, tamaño, forma, distancia y dirección de los objetos.
  • La percepción temporal, hoy, ayer, mañana, la pasada semana, etc.
  • La respiración junto a la relajación son importantes en la expresión corporal y en áreas como el ritmo respiratorio, las vías, las fases, etc.

Esquema corporal

J. Le Boulch (1977) define el esquema corporal como la intuición global o conocimiento inmediato de nuestro cuerpo, ya sea en estado de reposo o movimiento, en función de la interrelación de sus partes y, sobre todo, de su relación con el espacio y los objetos que nos rodean.

Para tener un correcto desarrollo del esquema corporal se pasa por estos requisitos:

  • Un adecuado nivel de maduración del sistema nervioso que otorgue información:
  •       Táctil, a través de los órganos receptores de la piel.
  •       Cinestésica, a través de los receptores situados en articulaciones, músculos, etc.
  •       Propioceptiva, por oposición a los datos exteroceptivos que se reciben del ambiente externo.
  •       Visual, a través de los receptores visuales.
  • Una organización espacio-temporal.
  • Una noción específica sobre el límite corporal con respecto a los demás.

 

CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO MOTOR

Hurlock (1964) habla de cinco características:

  • El desarrollo depende de la maduración y del aprendizaje, para tener un correcto desarrollo psicomotor es necesaria la maduración de las estructuras neurales, los huesos, los músculos y los cambios en las proporciones corporales. A partir de entonces es el niño el que con su actividad y práctica consigue el dominio de las diferentes habilidades.
  • El aprendizaje sólo es eficaz cuando la maduración ha establecido su fundamento, si los sistemas nervioso y muscular no están maduros, no se podrá enseñar al niño. Un claro ejemplo está en el control de esfínteres, por mucho que queramos que usen el wc, si madurativamente no están preparados, dará igual lo que hagamos.
  • El desarrollo motor se realiza de acuerdo con tres direcciones o principios: céfalo-caudal, próximo-distal y general-específico. El desarrollo comienza dominando la cabeza y continúa hasta los pies. Después va desde el eje central del cuerpo hacia fuera y por último, el desarrollo va de movimientos bruscos y generales a movimientos más finos y específicos.
  • El desarrollo se produce de acuerdo con unas fases predecibles, los diferentes estudios lo confirman, pero muchos autores, aunque coinciden en la importancia de la maduración frente al propio aprendizaje, no coinciden en el número de fases.
  • En el desarrollo motor hay diferencias individuales, como ya hemos visto cada niño lleva su ritmo, y es posible que un mismo niño con algún tipo de retraso en la marcha, no lo esté en la manipulación o viceversa, recuerda, las indicaciones son con edades medias, no se aplican al 100%.

 

REFERENCIAS:
  • Ballesteros, S. (1982). El esquema corporal. Madrid: Editorial Tea.
  • Berruezo, P.P. (2000): El contenido de la psicomotricidad. En Bottini, P. (ed.) Psicomotricidad: prácticas y conceptos. pp. 43-99. Madrid: Miño y Dávila.
  • Koupernick C. (1968): «Desarrollo Psicomotor de la primera infancia». Ed. Luis Miracle. Barcelona-España