Las personas interaccionamos con el mundo externo a través de los sentidos: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto. Estos nos ofrece la información que necesitamos para conocer las propiedades de los elementos existentes en este medio, de esta manera generamos experiencias que se quedan grabadas en nuestra memoria y nos sirven de aprendizaje.
El niño nace con una leve experiencia sensorial, ya que durante el desarrollo intrauterino los sentidos le aportan toda la información con la que comienzan a sentir, esto se realiza a través de los diferentes sensores que se localizan en la piel, en los ojos, en el oído, en la nariz y en la boca y, que a la vez, le ayudan como entrenamiento para su futuro uso en el momento de su nacimiento.
Durante sus primeros años de vida su principal fuente de aprendizaje se produce gracias a sus experiencias sensoriales, donde las conexiones neuronales fortalecen el sistema nervioso central a la par que a su inteligencia.
Hay que ofrecerles experiencias y actividades relacionadas con los sentidos para estimularles, ayudarles a conocer y aprender desde edad temprana.
Por tanto, la estimulación temprana será una herramienta vital que el docente deberá agregar a su repertorio de conocimientos y recursos con el fin de favorecer el desarrollo óptimo de los niños.
Esta estimulación temprana fomenta la evolución del niño, evitando en todo momento la sobre estimulación y respetando el ritmo individual de cada uno, despertando en él su interés por descubrir y experimentar, y potenciando el desarrollo integral bajo un ambiente de cariño y afecto.
Para ello, esta intervención se orientará hacia las cuatro áreas de desarrollo:
- Área motriz: Dirigida para adoptar posturas corporales adecuadas, así como aprender unos movimientos corporales coordinados y desarrollar la motricidad fina y gruesa.
- Área social y afectiva: Aquí estimularemos los sentidos y promoveremos las relaciones personales que influyen en la sensación de pertenencia a un grupo, tales como la amistad o los vínculos afectivos de apego.
- Área lingüística: El desarrollo del lenguaje a través del habla, la lectura o la escritura para que fluya una buena comunicación en su día a día.
- Área cognitiva: Fomentar la capacidad de razonamiento, lógica o de reflexión a través de actividades creativas donde puedan usar, además, sus funciones cognitivas superiores (atención, percepción, memoria, etc.)
No confundir Estimulación temprana con Atención temprana, la primera es una herramienta pedagógica empleada para fomentar el desarrollo adecuado del niño y la segunda es un conjunto de intervenciones, dirigidas a niños de 0-6 años, a su familia y entorno, y que tienen como objetivo ofrecer respuesta a las necesidades transitorias o permanentes que tienen los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos.
Cuando hablamos de discapacidad sensorial en lo primero en lo que pensamos es en una alteración parcial o total de los sentidos de la vista o el oído, pero debemos tener en cuenta que los otros tres sentidos (gusto, olfato y tacto) son claves en el desarrollo del niño, y por tanto, hay que mostrar interés también por ellos para saber si pueden generar complicaciones en su evolución, tanto personal como académico.
El ser humano es multisensorial, esto quiere decir que emplea todas las formas de acceso a la información al unísono, por lo que al programar algún taller de estimulación sensorial en el aula, debemos diseñarlo de manera que se puedan usar todos los sentidos, aunque ese taller sea específico de uno solo, así conseguiremos estimular y potenciar el aprendizaje.

El sentido del gusto
La pérdida completa del gusto en un niño le conlleva a tener una falta de interés por la introducción de nuevos alimentos, ya que no sabe o no puede identificar o diferenciar lo salado, lo ácido, lo amargo o lo dulce.
¿Qué podemos hacer en estos casos? Motivar al niño mediante figuras, colores, formas, etc. que podemos realizar con los diferentes alimentos y en el mismo plato, de esta manera podemos estimularle de forma creativa y divertida.
La ausencia o alteración del sentido del gusto se puede dar por una interrupción entre las moléculas alimentarias que activan las papilas gustativas o a lesiones, de estas últimas, o de los nervios sensitivos.
- Ageusia: Pérdida total del sentido del gusto.
- Disgeusia: Percepción distorsionada o alteración de los sabores, en el cual se queda un mal sabor de boca, como metálico.
- Hipogeusia: Disminución en la sensibilidad para diferenciar los distintos sabores.
El sentido del olfato
El olfato está muy vinculado con el sentido del gusto, su funcionamiento, además, es muy parecido. Una alteración en el olfato repercutirá de manera directa en el sentido del gusto. Cuando las moléculas que están en el entorno entran en contacto con los receptores situados en la mucosa olfativa se origina una reacción química que recorre el sistema nervioso y llega hasta los bulbos olfativos.
El sentido del olfato nos aporta información de los olores, interviene en la percepción de los sabores y en la creación y alusión de los recuerdos, sentimientos y emociones.
- Anosmia: Pérdida total del sentido del olfato.
- Hiposmia: Disminución en la sensibilidad para detectar los olores.
- Hiperosmia: Sensibilidad ante los olores, esto quiere decir que se manifestarán con mayor intensidad.
- Parosmia: Percepción distorsionada en la cual no se identifica correctamente el olor que está presente dentro de su campo olfativo.
- Fantosmia: Alucinación donde se perciben olores irreales, que no están presentes en su campo olfativo.
Es importante prestar mucha atención al alumnado con alguna de estas características y enseñarles adecuadamente a detectar posibles situaciones de peligro como pueden ser alimentos en mal estado, olor a gas, etc.
El sentido del tacto
La piel es el órgano vivo más grande de nuestro organismo, una de sus funciones es protegernos de los antígenos que existen en el exterior, además se encarga de percibir la temperatura, la presión, las sensaciones y el dolor de nuestro cuerpo. Está compuesta por tres capas: epidermis, dermis e hipodermis.
Las alteraciones del sentido del tacto se pueden localizar en una zona concreta o ser de índole general, por ello debemos estar alertas para saber cómo trabajar con el niño.
- Disestesias: Percepción táctil distorsionada o errónea, ante un estímulo puede causar dolor o picor.
- Hiposensibilidad: Percepción escasa de los diferentes estímulos.
- Hipersensibilidad: Percepción intensa, o incluso dolorosa, de los diferentes estímulos.
Una vez más, debemos estar alertas para detectar cualquier alteración táctil en los niños, ya que puede estar causándole daño sin ser consciente, por ejemplo en el caso de la hiposensibilidad, un juguete que se haya dejado en el patio durante todo el día a 40 grados, el niño no sentirá que este quema; o por el lado contrario, el simple hecho de darle un abrazo o cambiarle de ropa, si tiene hipersensibilidad, puede provocarle dolor.
Seamos creativos y propongamos a nuestros pequeños un sinfín de actividades o talleres que estimulen los diferentes sentidos (discriminación de olores, sabores, texturas, juegos con arcilla, plastilina, arena, etc.)

El sentido de la vista
A través de la vista percibimos el 95 % de la información del entorno y participa de manera conjunta con otros sentidos. El proceso de percepción visual se complementa con los órganos de la vista, el área cerebral que se encarga de procesar las imágenes y la luz.
La discapacidad visual puede ser congénita o adquirida.
La pérdida parcial (baja visión) o total (ceguera completa) se producen por la alteración del sistema en cualquiera de sus fases de producción de la sensación visual.
Hay dos componentes que se analizan cuando hay una discapacidad visual, el campo visual (el espacio que el ojo puede ver) y la agudeza visual (la capacidad que tiene el sistema de visión para percibir o reconocer objetos en unas condiciones óptimas de luz).
Dependiendo del nivel de pérdida de visión, se encuentran:
- Baja visión: Condición visual que lleva a una reducción importante de su visión, aun después de ser sometida a tratamiento o refracción común.
- Ceguera total o completa: Incapacidad funcional de la visión, se puede percibir luz y oscuridad, pero no objetos, figuras, formas, etc.
El sentido auditivo
La audición está compuesta por un órgano que percibe los sonidos del exterior para llevarlos al área cerebral de Wernicke y allí decodificar las ondas sonoras, para así, convertirlas en lenguaje.
El entorno educativo, comunicativo y social del niño se verá afectado en mayor o menor medida dependiendo del tipo de pérdida auditiva que tenga.
Una pérdida auditiva leve no supondrá problema en su desarrollo lingüístico, ya que es capaz de percibir los sonidos y aprenderá a comunicarse a través del uso del lenguaje; si la pérdida supera los 40-60 decibelios podrá tener dificultades para la adquisición del lenguaje.
Hay cuatro tipos: leve, moderada, severa y profunda.
Según su aparición se encuentran: la sordera prelocutiva, antes de la adquisición del lenguaje, entre los 0-2 años; la sordera perilocutiva, entre los 2 y 4 años; y la sordera postlocutiva, después de la adquisición del lenguaje.
Hipoacusia: Incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos.
Tipos de hipoacusia:
- Hipoacusia conductiva: Alteración en el oído externo o el oído medio.
- Hipoacusia neurosensorial: Pérdida auditiva por afectación del oído interno o del nervio auditivo
- Hipoacusia mixta: Combinación de hipoacusia conductiva o neurosensorial.
- Hipoacusia central: Dificultad en el procesamiento perceptual de la información auditiva a nivel cerebral.
REFERENCIAS:
- Federación Estatal de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana (2005). Libro Blanco de la Atención Temprana. Madrid. Real Patronato sobre Discapacidad.
- Fernández Viader, Mª P. (1996). La comunicación de los niños sordos. Madrid: CNSE.
- Vidal Lucena, M. (2007). Estimulación temprana de 0 a 6 años: desarrollo de capacidades, valoración y programas de intervención. Ciencias de la Educación Preescolar y Especial.
- Vidal Lucena, M. (2011). Estimulación temprana: guía práctica para la estimulación del niño de 0 a 3 años. Ciencias de la Educación Preescolar y Especial.