La presencia de la música en los primeros años de vida tiene una gran importancia, tanto para la adquisición de las destrezas musicales como para la evolución integral del pequeño, y es que la música es, sin ningún tipo de duda, el recurso más eficaz para incorporar datos que perdurarán en su memoria durante mucho, mucho tiempo.

La música es un lenguaje universal, activo, globalizador e integrador, que le sirve al docente para trabajar multitud de áreas como el desarrollo psicomotor, socio afectivo, matemático, el lenguaje, la formación de hábitos, etc.

El descubrimiento del mundo sonoro se centra en la atención y la exploración de las opciones sonoras de los objetos que tiene el niño a su alrededor y la discriminación de las cualidades sonoras.

Ya desde muy pequeños, los bebés agarran y golpean los objetos, explorando y jugando con los diferentes sonidos que estos tienen, pudiendo mostrar aceptación o rechazo por ellos y expresándolos a través de sus conductas (risa, movimientos de manos, inquietud, expresiones de voz, etc.)

En la escuela se pueden trabajar diferentes conceptos a través de la música:

  • Las estaciones.
  • El tiempo.
  • Los números.
  • Las letras.
  • Los colores.
  • Los animales.
  • Las partes del cuerpo.
  • Los miembros de la familia.
  • Etc.

En el colegio se puede aprovechar este gran recurso para impulsar el aprendizaje:

  • Lógico-matemático.
  • Lenguaje.
  • Psicomotricidad.
  • Inglés.
  • Conocimiento del medio.
  • Etc.

OTROS BENEFICIOS DE LA MÚSICA

Además, a través de la música podemos expresar nuestras emociones, nuestros estados de ánimo, sirviendo al docente como conductor para trabajar la inteligencia emocional.

En la práctica instrumental, además, estaremos trabajando la motricidad fina, gruesa, el movimiento y la coordinación, al igual que en psicomotricidad.

A través del movimiento se fomenta:

  • El conocimiento del espacio y del propio cuerpo.
  • El desarrollo psicomotor, la coordinación, la destreza corporal, la lateralidad, el equilibrio y el esquema corporal.
  • La imaginación y la inteligencia creativa.
  • Las pautas de conducta y de adaptación social.
  • La autoestima, el autoconocimiento y la autorrealización.

Con la audición podemos trabajar:

  • La atención y la concentración.
  • La escucha activa.
  • La discriminación auditiva.
  • La educación del oído.
  • La propia cultura musical.

El canto de canciones contribuye:

  • Al perfeccionamiento del lenguaje y el desarrollo de la expresión oral.
  • La mejora de la articulación y la dicción.
  • La coordinación entre el pensamiento y la palabra.
  • La integración de conceptos y su memorización, hábitos y rutinas.
  • La ampliación de vocabulario.

Para conseguir todo esto, el docente deberá dotar su aula de una auténtica expresión musical mediante el uso de canciones, melodías, juegos sonoros, actividades motrices y creatividad musical en todas sus formas y variantes, con los recursos adecuados para conseguir el mayor beneficio en sus alumnos.

“La música es la parte principal de la educación, porque se introduce desde el primer momento en el alma del niño y la familiariza con la belleza y la virtud”.

Platón
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