El síndrome de la bofetada es una enfermedad vírica leve que suele afectar a los niños y provoca una erupción característica en la cara. La enfermedad no suele ser grave y la mayoría de los niños se recuperan sin complicaciones. Sin embargo, es importante conocer los signos y síntomas del síndrome de la bofetada y practicar una buena higiene para evitar la propagación de la enfermedad.
Cómo identificar y tratar el síndrome de la bofetada
El síndrome de la bofetada o Quinta Enfermedad, es una infección vírica leve que suele afectar a los niños. Está causada por el parvovirus humano B19 y se caracteriza por una erupción de color rojo vivo en las mejillas. La erupción tiene aspecto de «mejilla abofeteada» y es muy distinta de otros tipos de erupciones. La enfermedad es leve y la mayoría de los niños se recuperan sin complicaciones.
Signos y síntomas
El inicio de la enfermedad suele comenzar con síntomas parecidos a los de la gripe, como fiebre baja, secreción nasal leve, dolores de cabeza y musculares. Unos 4 días después de estos síntomas iniciales se desarrolla la erupción característica en la cara. La erupción es de color rojo brillante y aparece en ambas mejillas en forma de «mejilla abofeteada», por lo que se denomina Síndrome de la Bofetada. La erupción puede extenderse a los brazos, el cuerpo, las piernas y las nalgas, donde se vuelve rosada, en forma de red y ligeramente elevada. También puede picar, sobre todo en las plantas de los pies. La enfermedad suele ser leve, pero algunos niños pueden experimentar síntomas más graves, como dolor articular y recuento bajo de glóbulos rojos (anemia).

Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del síndrome de la bofetada suele hacerse clínicamente observando la erupción característica y otros síntomas. Las pruebas de laboratorio no suelen ser necesarias, salvo en casos especiales. En niños con anemia, cáncer o un sistema inmunitario debilitado, es importante ponerse en contacto con un médico para obtener asesoramiento profesional. El tratamiento del síndrome de la bofetada no suele ser necesario, pero los médicos pueden recomendar antihistamínicos o lociones calmantes para reducir el picor y analgésicos como ibuprofeno o paracetamol para reducir la fiebre y el dolor muscular.
Prevención y contagio
Este síndrome es muy contagioso entre 4 y 20 días antes de que aparezca la erupción. Si se sospecha que un niño tiene el síndrome de la bofetada, es importante que se lave bien las manos y evite el contacto estrecho con otros niños. No existe vacuna, pero la prevención es la mejor forma de evitar la propagación de la enfermedad.