La etapa de infantil se caracteriza, entre otras cosas, en la adquisición de habilidades motrices básicas como caminar, rodar, gatear, deslizarse, escalar, esquivar, empujar, patear, correr, saltar, escalar, trepar, reptar, lanzar o recoger, entre otras. Estas habilidades aparecen gracias a la maduración biológica y a la acción del niño en el medio que lo rodea.

La psicomotricidad le ayuda a desarrollar esa parte motriz, es una técnica que tiene como objetivo el desarrollo global de la persona, siendo una disciplina educativa, reeducativa y terapéutica. Con ello el individuo desarrolla posibilidades motoras, expresivas y creativas de manera que se adapta al medio.

Algunas habilidades básicas motrices son:

De 3 a 4 años

  • A partir de los 3 años se ralentiza la adquisición de nuevas habilidades y las que ya estaban adquiridas mejoran considerablemente.
  • Son capaces de rodar y lanzar una pelota hacia un punto determinado con más precisión.
  • Suben y bajan escaleras de manera más segura y coordinada.
  • Gatean hacia delante y hacia atrás sobre superficies estrechas (aunque a veces no de forma muy sincrónica).

De 5 a 6 años

  • Aumenta la complejidad de las habilidades básicas ya adquiridas y empieza el interés por habilidades predeportivas, existe una mayor velocidad en la carrera y en la coordinación, un mayor sentido del ritmo, etc.
  • La lateralidad mejora al mejorar también su relación espaciotemporal y poder moverse en distintas direcciones modificando el ritmo de ese desplazamiento y ser capaz de orientarse a derecha e izquierda.
  • Progresa su coordinación y puede combinar diferentes acciones como correr y dar patadas a un balón o correr y saltar un obstáculo.
  • Mejora su equilibrio y camina erguido sobre superficies estrechas en vez de gateando como en la etapa anterior.
  • Salta hacia delante y cae con las piernas semiflexionadas en lugar de estiradas, consiguiendo mayor estabilidad.
Desarrollo de habilidades motrices básicas
Capacidades a desarrollar a través de la educación psicomotriz

Descubrimiento del esquema corporal a través de:

  • Conocimiento del propio cuerpo global y segmentario.
  • Posición estática/dinámica.
  • Cambios posturales (Tumbado, de rodillas, sentado, de pie, etc.).
  • Desplazamientos, saltos, giros, consciencia de los ejes corporales.
  • Agilidad y coordinación global.
  • Dominio de la puesta en marcha y parada.
  • Equilibrio estático y dinámico.
  • Lateralidad.
  • Respiración.
  • Tono y relajación.

Control de la motricidad fina:

  • Movimiento de manos y dedos.
  • Coordinación óculo-manual.
  • Mímica facial.
  • Movilidad de los órganos buco-fonadores.

Expresión y creatividad:

  • Exteriorización de sentidos y sensaciones.
  • Desarrollo del ritmo.
  • Imitación, simbolización y representación dramática.
  • Armonización comunicación verbal/no verbal.
  • Espontaneidad en la actividad motriz.
  • Contrastes fundamentales.

Organización del espacio:

  • Localización, orientación (relación del cuerpo con el exterior).
  • Nociones de situación y orientación.
  • Dominio de los planos: horizontal y vertical.
  • Conversión del espacio exterior tridimensional al espacio gráfico bidimensional del papel.

Organización del tiempo:

  • Búsqueda del ritmo espontáneo.
  • Adaptación del ritmo impuesto.
  • Seriación del tiempo (Día / noche; secuencias temporales, hechos ordenados, etc).

Conocimiento del objeto:

  • Discriminación de colores, formas y tamaños.
  • Nociones de velocidad y orientación.
  • Construcciones.
  • Noción de posición y tamaño.

Toma de conciencia de los demás:

  • Descentración.
  • Actitudes de relación y convivencia.
  • Establecimiento de normas elementales que regulen la vida del grupo.
  • Comunicación con uno mismo y con el otro.
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