La sociedad en la que vivimos se caracteriza por una sensibilización social que antaño no existía, las aulas atienden la diversidad y se busca cada vez más el poder dar solución a esa necesidad educativa de calidad que integre a todos y cada uno de los niños escolarizados, primando así las diferencias individuales.
De esta forma, el equipo educativo debe favorecer la igualdad entre los alumnos y fomentar un ambiente propicio para la adquisición del aprendizaje.
Según Javier Tourón en su blog sobre educación indica: “(…) Así, cuando nos referimos a un alumno de altas capacidades, hablamos de aquellos que poseen un cociente intelectual por encima de la media, que destacan en múltiples aspectos, tienen una gran capacidad creativa ya sea artística, literaria, científica, etc., y muestran gran implicación en aquellas tareas que les interesan.”.
En su monografía Rethinking Giftedness and Gifted Education: A Proposed Direction Forward Based on Psychological Science, los autores postulan «La alta capacidad es la manifestación del rendimiento que se encuentra claramente en el extremo superior de la distribución en un dominio de talento específico, incluso en relación con otros individuos de alto nivel de funcionamiento en ese dominio. Más aún, la alta capacidad puede verse como un proceso de desarrollo en el que, en las primeras etapas, el potencial es la variable clave; en etapas posteriores, el rendimiento es la medida de la alta capacidad; y en los talentos completamente desarrollados, la eminencia es la característica que hace acreedor a esta denominación. Tanto las variables cognitivas como las psicosociales juegan un papel esencial en la manifestación de la alta capacidad en cualquiera de los estadios del desarrollo, son maleables y necesitan ser deliberadamente cultivadas” (Subotnik, Olszewski-Kubilius, & Worrell, 2011, p. 7).
Además, aprenden fácilmente, el vocabulario que emplean es más avanzado que el que usan sus pares, comprenden ideas complejas y abstractas, son creativos y tienen destreza para la resolución de problemas, se interesan en áreas intelectuales y son perfeccionistas e independientes en el pensamiento. (J. Alonso, J. Renzulli, Y. Benito).
Las Altas Capacidades (AA.CC) se pueden percibir en aquellas personas que presentan un nivel superior de rendimiento en una o varias áreas, que difieren de lo que “debería” ser normal o esperado a su edad, destacando de esta forma sobre los demás. Los niños con alta capacidad aprenden con facilidad, se caracterizan por tener un cociente intelectual superior a la media y sobresalir en algún aspecto como la inteligencia, creatividad, deportes, implicación en la tarea, etc.
La National Association for Gifted Children (NAGC), que en su “Position Statement” de marzo de 2010 titulado “Redefining Giftedness for a New Century: Shifting the Paradigm” afirma: “Personas de alta capacidad son aquellas que demuestran un nivel de aptitud sobresaliente (definido como una capacidad excepcional para razonar y aprender) o competencia (desempeño documentado o rendimiento que los sitúe en el 10% superior, o por encima, respecto al grupo normativo) en uno o más dominios”.
No obstante, existen gran variedad de definiciones en relación a las altas capacidades y todas son un tanto subjetivas, ya que el que se dé en un niño, depende de multitud de factores como puede ser la estimulación precoz, las situaciones ambientales y socio-económicas de la familia, el rápido diagnóstico por parte de la escuela y la propia intervención de esta, etc. Por otro lado, poseen una serie de características, que si bien cada uno tiene las suyas propias, son comunes a todos los niños con altas capacidades, por ejemplo, son autodidactas, leen y escriben a temprana edad, sus pensamientos son abstractos y complejos, tienen un sentido de la justicia muy desarrollado, entre otros.
Es primordial resaltar la importancia de realizar un buen diagnóstico, debido a que en ocasiones pueden detectarse altas capacidades en niños con algún tipo de trastorno, como el TDAH, trastornos del aprendizaje, TEA, etc. de este modo evitaremos errar en nuestra valoración, pudiendo identificar si existe doble excepcionalidad en alguno de los casos y poder ofrecerles una educación adecuada a sus características, ya que en caso contrario podría ser fatal para el niño.
Los colegios deben estar preparados para este tipo de alumnos y disponer de servicios adicionales de apoyo y programas específicos, tanto para los propios alumnos como para sus familias.
Las actividades extraescolares requieren adaptarse igualmente a su ritmo de aprendizaje para la obtención de un mayor rendimiento.
La formación de los docentes debe ser la adecuada, reciclándola con asiduidad para saber identificar correctamente a los alumnos con altas capacidades y así, poder intervenir y ofrecerles la mejor enseñanza posible.
Es importante que se tenga en cuenta que se debe potenciar al máximo los factores anteriormente mencionados a través de diversas estrategias o metodologías para que todos los alumnos, a su propio ritmo, puedan aprender.